Las diferentes maneras de sentir la pertenencia a la nación o al estado

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Nacionalistas españoles discuten eternamente con catalanes y vascos quién es nación y quién no, cuando todo depende del punto de vista desde el que se mire

Hace dos años dejé escapar una entrevista a Jesús Eguiguren y de lo cual me arrepiento no haber comentado en su tiempo, porque pone de manifiesto una cuestión clave para entender el choque entre nacionalismos en España. Pero como se suele decir, más vale tarde que nunca.

La entrevista en sí trata sobre cómo le hicieron el vacío en su propio partido al ex líder el PSE tras implicarse con tesón en el proceso de paz que llevaría con los años al fin de ETA, y de cómo muchos cargos importantes del PSOE preferían vivir por puro beneficio electoralista con la eterna presencia de un terrorismo de baja intensidad. Pero voy a dejar de lado este tema y a centrarme en dos frases que ejemplifican de manera magistral la diferente percepción de la realidad que existe entre un nacionalista español como él (aunque moderado) y uno vasco o catalán.

Antes de empezar, deberemos dejar claros los conceptos de nación y estado.

Nación: Grupo de personas que comparten lengua, cultura y tradiciones y que tienen una percepción colectiva de sí mismos.

Estado: Estructura jurídico-administrativa que regula la vida del conjunto de personas que viven en su interior.

Yo siempre he defendido desde este blog, que existen una nación vasca y una nación catalana (y otras muchas más), pero ninguna de ellas tiene estado, y tienen derecho a perseguir ese objetivo político. Mientras que por el otro lado no existe ninguna nación española, sino un estado que es el español, que a lo largo de la historia, desde sus poderosas instituciones ha intentado uniformizar la sensibilidad de las personas para crear una conciencia nacional española, en base a la nación mayoritaria presente en el estado, la castellana. Estamos pues ante el conflicto eterno entre naciones sin estado, y estado sin nación. Pero ese es mi punto de vista, y veréis cómo citando dos frases de Jesús Eguiguren en esta entrevista, se ven claros otros puntos de vista.

La primera frase que me interesa resaltar es:

«Sí, los guipuzcoanos somos castellanos viejos, y desde pequeño te meten dos ideas en la cabeza: una es la de no mentir, aunque luego la gente miente como en todas partes, pero bueno. Lo de mentir los padres insisten mucho. Y luego hay otra cosa, que es cumplir con la obligación, que también te lo meten en la cabeza cuando eres pequeño.»

Aquí Eguiguren está dejando entrever muchas cosas. Obviamente está haciendo mención al hecho de que en el año 1200, el territorio de Guipuzcoa, perteneciente al reino de Pamplona, se incorporó al de Castilla negociando el mantenimiento de sus fueros y una serie de privilegios que la acomodarían a su nueva situación administrativa. Los vascones de Guipuzcoa cambiaron de estado, pero no de nación.

Sin embargo en esta frase, vemos como Eguiguren se atribuye para sí una castellanidad basada en lo cultural y lo tradicional y no en lo administrativo, básicamente está dotando a lo castellano una forma de ser de la que él se siente parte, y por ende, está dejando claro que su nación es la española (castellana). Es como si al cambiar de marco administrativo, los vascones de Guipuzcoa hubiesen pasado a ser culturalmente castellanos como por arte de magia.

Pero esto no se entiende del todo sin ver la segunda frase que quiero resaltar en la entrevista:

«Luego tuvimos que hacer una aclaración que afectaba a todo el texto donde decía que para él (Josu Ternera) los vascos eran vascos y navarros, y yo (Eguiguren) que para mí vascos eran los de Euskadi»

Aquí está el quid de la cuestión. La eterna historia que un nacionalista español, si no sabe separar el plano cultural del plano administrativo, nunca podrá entender. Esta frase ayuda a comprender del todo la primera, y es que, para Eguiguren, el ámbito de «lo vasco» se reduce a las fronteras jurídicas que conforman Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, es decir, la Comunidad Autónoma de Euskadi. Por tanto, podemos ver cómo Eguiguren reduce lo vasco a una cuestión meramente administrativa despojándolo de su dimensión cultural, mientras que lo castellano es para él una cuestión cultural e identitaria. De ahí que le resulte tan difícil de entender a Eguiguren que muchos habitantes de Navarra sean vascos. Podemos concluir entonces que para Jesús Eguiguren (y para cualquier otro nacionalista español) España es la nación, y Euskadi el estado (o al menos la estructura jurídica).

Justamente lo contrario pensamos quienes no somos nacionalistas españoles. Para nosotros, España es el estado, la estructura jurídica, un ente perfectamente delimitado por líneas en un mapa que carece de elementos culturales o emocionales, y los vascos, los castellanos, los catalanes, los gallegos… son naciones que habitan dentro de ella, entendiendo nación como grupo de personas que comparten cultura, lengua y tradiciones, o como diría Irene Montero con mucho acierto, «Una comunidad imaginada».

Para terminar, no es para nada anecdótico este intercambio de significados entre nacionalistas españoles y sus antagonistas. Por poner otro ejemplo de esto, al igual que Jesús Eguiguren es un vasco que reduce su condición de vasco a lo meramente administrativo y deja para España lo emocional, identitario y cultural en forma de cultura castellana, exactamente lo mismo pasa con otro nacionalista español (pero en este caso extremista). Albert Rivera, a quien le hemos oído decir en infinidad de ocasiones (yo soy catalán), pero reduce su catalanidad a lo meramente administrativo (despreciando y abominando en no pocas ocasiones la cultura catalana) para abrazar la identidad cultural y emocional castellana, con la que reviste su «nacionalidad» española.

 

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Una respuesta a Las diferentes maneras de sentir la pertenencia a la nación o al estado

  1. Admites conceptualmente una realidad que no es la que a ti te gusta, es decir que pueda haber gente, que siendo catalanes o vascos, se sientan españoles. Es evidente que esa realidad existe a tu alrededor, y sería absurdo negarla. Sin embargo, impones una polarización como única forma de interpretar ese mundo. Aparentemente alguien no puede ser al mismo tiempo profundamente catalán y sentirse español. Eso rompe tus esquemas pues hay ser o catalán o español, y la única forma de ser las dos cosas a la vez es a través de algo artificioso como es una estructura administrativa perfectamente cambiable. Pretendes convencer que la nación española y catalana, son aceite y agua. Pueden estar juntas, pero absolutamente diferenciadas y sin ninguna disolución entre ellas. Nada más falso de la realidad histórica. Muchos siglos sin fronteras, con intercambios e intereses comunes. Ser español no es ser castellano.

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